Sir Paul McCartney en el Zócalo (la reseña desesperanzadora)
Tenía 8 años cuando conocí a The Beatles. La primera canción
que escuché conscientemente fue Drive My Car…
Era finales de 1994 y principios de 1995. Estaba a punto de
llevarnos la chingada esa crisis económica como consecuencia de los malos
manejos de Carlos Salinas de Gortari. El desmadre económico le explotó en las
manos a Ernesto Zedillo.
Mi padre había fundado una escuela de informática y
bachillerato durante la burbuja de felicidad creada por Salinas, los préstamos
con los bancos y demás deudas se mantenían en control, claro, hasta la noche en
la que las deudas pasaron de ser de miles a millones de pesos. Todo fue pagado
pero nos quedamos casi sin nada.
Yo pasé de estudiar de la clásica escuela privada de
monjitas a una de gobierno. No estuvo tan mal… durante la época de austeridad ocurrió
mi crecimiento, mi formación, digamos pues que todo lo que soy comenzó en esa
época, aprendí a tocar la guitarra, conocí a Spider-Man, Julio Verne, la izquierda, el amor, el desamor, el
cine y a The Beatles.
Recuerdo que antes los discos se adquirían en las tiendas de
autoservicio, uno iba por decir, a comprar la despensa y de paso, se daba uno
la vuelta por la sección de discos.
Precisamente en la Comercial Mexicana, inventaron el ahora famoso pero nunca igualado “Julio Regalado”
Un mes de descuentos pero de los meros buenos, lo chingones, 40% y 50% de
descuento en la tienda.
Así que mi primer disco de The Beatles comprado con dinero
mío de mí, fue en la Comer, se trataba del REVOLVER…
El tiempo pasó y mi pasión por los de Liverpool aumentó, en
una especie de estabilidad económica (o estabilización de la jodidez) me
dedique a emplear casi todo mi dinero en aumentar la colección beatlemaniaca; Cd's, vinyles, revistas, libros, conciertos, películas, etc. Adquiridos en las reuniones del Club Todos Juntos Ahora de The Beatles en México, además, como aboneros,
la corporación Beatle sacaba cada año u 8 meses sin falta un nuevo disco, película
del grupo o material de ellos como solistas. Así pues, en la nueva bonanza foxista, el 3 de noviembre de 2002 asistí a mi
primer concierto de rock con el mismísimo Paul McCartney...
La beatlemanía es proporcional al dinero que tiene el fan
para gastar, las corporaciónes lo saben y en una ambición infinita de dinero
exprimen a los seguidores. ¿Cuántas veces tendrán el mismo disco repetido, únicamente que en distintas ediciones? Como siempre, el mejor artículo Beatle es el que no tienes y curiosamente es el más caro.
Por cosas de la vida, a finales de 2009 y principios de 2010
me vi en un nuevo bache económico siendo ya medio independiente, pues había que ser austero de nueva cuenta. Además se juntó con que entré en un estado depresivo y pues anímicamente estaba muy mal.
Todo esto coincidió con que la corporación musical sacaba el 09 del 09 del mismo 2009 toda la discografía de The Beatles oootra vez, pero en dos versiones; una con sonido stereo y otra monaural. Con lo que mi colección de discos se convertía en algo anticuado, listo para tirar a la basura.
Y para rematar, se anunció una nueva visita de Paul McCartney para 2010. En teoría el “mejor fan” tendría ya sus dos colecciones de discos y boleto para ver a Paul… yo no, no pude, me quedé asqueado de ver cómo ordeñaban al buen fan.
Todo esto coincidió con que la corporación musical sacaba el 09 del 09 del mismo 2009 toda la discografía de The Beatles oootra vez, pero en dos versiones; una con sonido stereo y otra monaural. Con lo que mi colección de discos se convertía en algo anticuado, listo para tirar a la basura.
Y para rematar, se anunció una nueva visita de Paul McCartney para 2010. En teoría el “mejor fan” tendría ya sus dos colecciones de discos y boleto para ver a Paul… yo no, no pude, me quedé asqueado de ver cómo ordeñaban al buen fan.
Así que la cura de la beatlemanía fue no tener dinero, lo
cual para su servidor fue irónico pues mi inicio a la beatlemanía fue… ¡Por no
tener dinero!
Con lo que di por terminada mi relación dependiente casi
cocainómana a The Beatles con lo que me puse al corriente con la escena musical
contemporánea nacional e internacional…
2012, mayo, un chinguero de años después (18) de haber
tenido mi primer contacto con el cuarteto inglés me entero que McCartney regresaba
a México ¡Claro! con preventa exclusiva de tarjeta bancaria que discrimina a
precios manchados… el precio manchado ya no era mi problema, la cosa era la
puta tarjeta del banco. Banco con el que la familia perdió sus bienes…
Y en eso, un rayo de esperanza: “McCartney dará un concierto
gratuito en el Zócalo de la Cd. De México”
Hice mis planes, tenía que asistir. No por ser el Zócalo, no
por Sir Paul, fui por la gratuidad del evento, mi pequeña venganza, mi desquite…
Sir Paul McCartney en el Zócalo |
El tiempo pasaba muy lento, decidí sentarme y aprovechando que estaba en la barrera, la utilicé de respaldo, el problema era que si comía y bebía algo pues evidentemente tendría que ir al baño, así que decidí no comer ni beber hasta estar lo más próximo a la hora del concierto.
Lo malo (o bueno, dependiendo del enfoque) fue que no me
tocó estar junto a los fans veteranos o los jóvenes pero sabiondos (nerds de la
beatlemanía) en cambio estuve rodeado de chavos de no mas de 20 años, que si
bien traían buen ánimo y fácilmente aguantarían las más de 12 horas de espera,
estaban bien pendejos en “conocimientos beatle” por lo que no me llamó la
atención iniciar conversación alguna con ellos.
A eso de las 4 o 5 de la tarde (perdí la noción del tiempo)
estaba desesperado, ya me quería ir pues no creía poder aguantar hasta la
noche. Angustiado, solo pero rodeado de muchas personas, decidí seguir los
consejos de Kalimán: tener serenidad y paciencia, mucha paciencia.
Según yo, la cosa era mantener la calma, además de haber meditado que si de rajarme se trataba,
debió haber sido a eso de las 12 o 1 de la tarde y no hasta las 5. Orgulloso que
soy, decidí quedarme en el Zócalo.
Ahora recuerdo que fue agradable romper la monotonía de la
espera, cuando algún pendejo sacó una lona de Peña Nieto. Las personas gritaban “Quítenlo, quítenlo”
y luego “Obrador, Obrador” “Peje, peje” y el “Paul Sí Cumple” seguido por “Paul
Para Presidente” la señora que estaba adelante de donde me encontraba, sacó un
paraguas amarillo del PRD y muchos le aplaudieron mientras otros gritaban “Obrador,
Obrador” esas manifestaciones me hicieron muy feliz y recuperé algo de ¿ánimo?
A las 7:30 comenzó a tocar DJ Boring (jajaja) quien solo
logró romper mi concentración pues comencé a desesperar debido a que ya tenía
hambre y sed…
Por fin la hora había llegado, dio inicio pero no inició
(sic) pues pusieron un “intro” más largo que la cuaresma, creo hasta las 9 de
la noche inició la cosa.
Setlist obtenido por Mike Carrera |
El concierto lo disfruté a más no poder, me había propuesto
ir y lo logré, estuve en muy buen lugar, aguanté las 12 horas más miserables de
mi vida y ahora tenía a un beatle en frente.
Como me sabía mas o menos cómo son los shows de
McCartney pues decidí quedarme hasta que tocara “Live and Let Die” pues siempre
que la toca incluye pirotecnia, así que no me podía perder eso, no en el
Zócalo.
Cuando concluyó la parte de “Live and Let Die” con ese buen sabor de boca me fui
encaminando a la salida mientras Paul tocaba "Hey Jude". Como les decía, el “mejor
fan” se quedaría hasta el final, no importando que no hubiera metro para
regresar y que terminaría pagando el atraco de un taxista culero los $200 pesos o más,
pero yo no.
Paul como el comercial del monte de piedad, se fue pero
regresó, se fue de nueva cuenta y regresó otra vez. Ya no escuché Lady Madonna, Day Tripper, Get
Back, Yesterday, Helter Skelter y el popurrí Golden Slumbers-Carry That Weight-The
End pero escuché las otras 32 canciones. Así pues, me dirigí a mi hogar, recoradando los últimos 18 años de mi vida, hay cosas que cambiaron y otras que siguen igual...
...Pero lo más
importante: Ya no era 1994.
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