País: México
Año: 2011
Director: Alfredo Gurrola
Reparto: Diana García, Jorge Luke, Rodrigo Virago, René Campero, Adalberto Parra
Duración: 110 minutos
Sinopsis: "Germán Acosta: Periodista. Se encuentra trabajando sobre un caso no resuelto; El crimen de una joven bautizada como La empaquetada, muerta en julio de 1968. Cuya historia se cruza con Roberto Rentería, joven ex alumno del CUEC de la UNAM, muerto en circunstancias extrañas ese mismo año y autor de un turbio documental centrado precisamente en el caso que rastrea…".
Más o menos así va la historia escrita por Rafael Aviña. Quien a estas alturas, ya se habrá dado cuenta que no basta con tener un buen guión…
Imagínense un taco, no cualquier taco, un ¡Súper taco! Ahora, póngale salsa… ¿Qué tanto le puso? Si le dio miedo enchilarse pues le habrá puesto poco, pero si se arriesgó a ponerle la salsita suficiente para que el taco agarre sabor comenzará a notar las variaciones sensitivas en su lengua… pero si le puso poca, el taco solo será carne adentro de una tortilla.
Lo anterior, en alusión al director Alfredo Gurrola que nos deja ver en la cinta que le cuesta trabajo arriesgarse un poco más. De la gran historia que tiene Rafael Aviña, gracias a la ausencia de salsita de Gurrola; tenemos una película… y ya.
Rodrigo Virago no sirve para actuar con nadie en la cinta, muestra de ello es que su mejor desempeño es en la secuencia donde su personaje debe correr por su vida al filmar cierto evento.
Virago no sabe hablar, la verdad no tengo idea de si se aprendió sus diálogos un día antes de filmar, pero Virago rompe cualquier magia que esté apunto de crearse en pantalla.
De Diana García puedo decir que la conocí por su actuación en Drama/mex (Dramamex pues ja) y ella es el salvavidas de Virago cuando comparten escena, Diana por lo menos sabe jugar con su papel y en varias escenas uno queda hipnotizado contemplando su bello rostro y ojos de borreguito dándonos realmente la inmersión de que estamos en 1968 y en eso… sale Virago y rompe la magia, trayéndonos al año 2011 y no sé porqué, a la Condesa a uno de esos lugares de pretenciosos que existen en la zona…
Estoy seguro que Rafael Aviña se dio cuenta que cualquier diálogo proveniente de Rodrigo Virago suena falso y hasta pendejón (nunca me creí que fuera un chico “obsesionado” por el cine) esas líneas donde evoca a ciertos artistas, o frases de alguna película de James Bond, son de pena ajena. ¡Pinche ridículo!
El romance de Diana (Diana García) con Roberto (Rodrigo Virago) no es creíble… ¿De verdad? ¿Un bísquet con mermelada y te consigues a una chava como Diana? ¿De verdad? ¿Un chavo como Roberto que quiere filmar “contenidos” pero que le vale madre la realidad en la que vive? ¿En verdad? ¿Un par de semanas saliendo y luego luego Diana se deja desflorar?
La parte de los 60’s en Borrar de la memoria esta muy pinche. Lo rescatable son las recreaciones, las ambientaciones pero… eso no es actuación, solo son recursos técnicos.
La mejor parte de la cinta es precisamente la del presente aquí tenemos actuaciones buenísimas. Uno sí se la está creyendo.
Si yo fuera Jorge Luke le hubiera dado unas patadas al pelmazo de Rodrigo Virago |
¡Jorge Luke es un fregón! Me cae que uno al salir del cine anda volteando a ver si no nos anda persiguiendo un cabrón como su personaje.
En conclusión, es bueno ver un Thriller mexicano de este tipo, una historia que tiene su giro de tuerca, que nos mantiene expectantes y desesperados por conocer la verdad que el periodista va encontrando poco a poco.
Lo malo: La ¿Actuación? De Rodrigo Virago
La buena idea: Esa escena en donde se recrea la marquesina del Cine Ópera en todo su esplendor y lentamente la disolvencia muestra al actual Cine Ópera en todo su… declive.
La guapa: Pues Diana García es una guapota, la verdad sí le puso empeño a su actuación, y créanlo o no, tiene espíritu sesentero.
Lo imperdible: Como ya lo dije, Jorge Luke y Adalberto Parra están perfectos.
Se me pasó hablar de René Campero, que nos regala una magnífica escena de acción en el climax de la cinta.
Borrar de la Memoria, una buena historia desaprovechada porque... no basta con tener un buen guión.
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