Título Original: La Piel Que Habito
País: España
Año: 2011
Director: Pedro Almodóvar
Reparto: Antonio Banderas, Elena Anaya, Marisa Paredes
Duración: 120 minutos
Sinopsis: “El director español Pedro Almodóvar vuelve a trabajar con Antonio Banderas, el actor que lanzó a la fama hace más de 20 años. En esta cinta Banderas es el eminente cirujano plástico Robert Ledgard, quien desde que su mujer sufre quemaduras en todo el cuerpo a raíz de un accidente de coche, ha dedicado años de estudio y experimentación a la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla; se trata de un nuevo tipo de piel, sensible a las caricias, pero a la vez una auténtica coraza contra todas las agresiones, tanto externas como internas. Sin embargo, Ledgard necesita a alguien en quien aplicar su experimento, y para ello, Marilia -la mujer que se ocupó de él desde el día que nació-, es a la vez su cómplice más fiel, y le ayudará a encontrar a una víctima”.
¡ALMODÓVAR ES GRANDE! Con directores de este calibre, no hay de otra: O lo odias o lo amas.
La mitad de las críticas leídas por su servidor son negativas… la otra mitad lo aplaude y se fascina.
Yo tenía mis reservas, por lo que me mantenía alejado de las salas de cine y hasta el día de ayer (27 de Enero) decidí ir a verla, pues hay que mantener la mente abierta a todo lo que uno se encuentra, la razón de dejar un tiempo considerable para esta cinta fue en parte porque leí que la historia de Almodóvar difería al de la novela en la que se inspira la cinta, es decir, tenemos dos versiones: La Piel que Habito la película y Tarántula la novela. Lo que en realidad sucede es que nadie (por lo que investigué) dice si esos cambios son a favor o en contra. Por lo que me doy a la tarea exponer la novela y la película:
Tarántula se queda en las mazmorras, se entretiene describiendo con terrorífica indiferencia, incluso con un narrador en segunda persona, voz socarrona del propio novelista dirigiéndose a sus títeres; La piel que habito va más allá, consigue que la novela sea un mero esquema de una historia más compleja. En su austeridad, Tarántula impacta, no menos que el film, sí de manera diferente. Una colección de mentes perturbadas en un relato igual de perturbador en el que la compasión, la comprensión, la empatía, la dependencia, incluso el amor hacia el otro sólo aparece en la última escena, tras una colección de forcejeos y acosos tanto psíquicos como físicos. Y la bondad viene de la víctima hacia el verdugo, justo en el momento en el que el lector sabe que todos a su manera son culpables.
¡ALERTA, ALERTA: INICIO DE SPOILER!
Por contra, en el film hay esperanza y por eso Veracruz sobrevive (ya como mujer, Vicente/Veracruz puede enamorar a la encargada de la tienda de su madre, una joven lesbiana a la que quería antes del 'incidente': una perversión entre lo absurdo y lo grave, lo esperpéntico y lo increible, el final feliz y el desaliento definitivo, un momento que sólo podía venir firmado por el mismo Almodóvar que supo entender que detrás de las palabras elegantes y lacerantes de Jonquet había un creador igual de excesivo que él.
FIN DEL SPOILER
Afortunadamente tenemos dos obras, libro y película, diferentes, y a su manera geniales.
Otro punto acertado de Almodóvar es el trato de la piel de Elena Anaya, con un retoque especial que la embellece, pero la convierte en artificial, nos hace pensar, al mismo tiempo, que ni siquiera busca el realismo.
Sin con todo lo que les dije, siguen odiando a Almodóvar (¿Cremita para el ardor?) es porque Pedro Almodóvar ya es un grande: Lo odias o lo amas
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