Título Original: Melancholia
País: Dinamarca-Suecia-Francia-Alemania
Año: 2011
Director: Lars von Trier
Reparto: Kirsten Dunst
(Justine), Charlotte Gainsbourg (Claire), Kiefer Sutherland (John), Alexander
Skarsgård (Michael), Stellan Skarsgård (Jack), Charlotte Rampling (Gaby), Brady
Corbet (Tim)
Duración:
136 minutos
Sinopsis:
“Justine y Claire son dos hermanas con
una relación tortuosa. Con motivo de su matrimonio, Justine y
Michael dan una suntuosa recepción en la casa de la hermana de ella.
Justine se hunde
en una depresión de la que no le es fácil salir. Mientras las hermanas intentan
solucionar su conflicto, persiste el peligro de un planeta distante: Melancolía,
que avanza inexorablemente hacia la tierra en una trayectoria de colisión. En
su propio aislamiento, los personajes viven a su manera el miedo al fin de un
mundo construido en los estrechos límites de su lenguaje, sentimientos y
emociones.
Con esta hermosa película sobre el fin
del mundo, Von Trier muestra la fragilidad, la
pequeñez y la futilidad de las conductas humanas ante la grandiosidad del
universo”.
De entrada es
bien conocido que esta es una película de cincuentas, es decir, el 50% la ama y
el otro 50% la odia.
Independientemente
de que sea una obra de un director polémico. Lo que me interesa analizar es, a
los que dicen que les gustó ¿Les gustó
porque LES DEBE DE GUSTAR? ¿O en verdad les gustó porque se sintieron atrapados
por la magia de Lars von Trier?
Lo anterior es
muy interesante, como aquel cuento de El
Traje Nuevo del Emperador pero hecho película. Lars von Trier es el tejedor de Melancolía,
una película que la gente que no es apta para hablar de películas o los muy estúpidos
no podrán ver...
-¡Magnífico!- dijo
el intelectual de cine-. Si se filma, podré averiguar qué escritores son
inéptos para discernir de cine. Podré distinguir entre los inteligentes y los
tontos.
Y así, se le dio a
Lars von Trier un cheque con muchos fondos.
Él, montó una producción y simulaba escribir una obra filosófica de alto nivel
intelectual, pero no tenía nada en su guión. A pesar de ello, se hizo de un
grupo sobresaliente para la fotografía, iluminación, dirección de arte, efectos
especiales, sonido, etc. Haciendo como que escribía y reescribía su guión hasta
muy entrada la noche.
Kiefer Sutherland, Lars von Trier, Kirsten Dunst y Stellan Skarsgård en El Traje Nuveo del Emperador, ejem... Melancolía |
<<Me
gustaría saber cómo va la película>>, pensó el intelectual. Pero había
una cuestión que lo tenía cohibido, a saber, un hombre que fuera estúpido no
podría apreciar la obra de Lars von Trier.
No es que temiera por sí mismo, pero, por si acaso prefería enviar a otro. Todos
los habitantes estaban informados de la particular virtud de la película, y
estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.
<<Haré una
exhibición de prueba con un miembro amigo mío del medio cinematográfico- pensó
el intelectual- es el más indicado para juzgar las cualidades de la
obra>>
El amigo se
presentó a la prueba… <<¡Dios nos ampare!- pensó el señor del medio
cinematográfico para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si
no veo nada!>>. Sin embargo no dijo nada y pensó <<¿Seré tonto
acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. No, desde luego no
puedo decir que no vi ni entendí nada>> Así que se deshizo en alabanzas
para con la película y ponderó su entusiasmo por aquella hermosa dirección y
soberbio guión.
Poco después, Melancolía se estrenó en Cannes y todos los intelectuales y
críticos hablaban maravilla de la cinta, tanto, que nuestro personaje quiso
verla con sus propios ojos antes de la premiación.
-¿Verdad que es
admirable?- Preguntaron unos críticos de cine-. Escuche esos diálogos, vea esa
locación, creyendo que los demás también veían la película.
<<¡Cómo! -pensó
el intelectual-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré un tonto?>>
-¡Oh, sí, es muy
hermosa! -dijo-. Me gusta, la apruebo-.
Toda la audiencia
miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era
aclamar. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de boca en boca, y
todo el mundo parecía extasiado con ella.
El jurado de Cannes le concedió una condecoración a
la actriz protagónica.
-¡Sí! -asintieron
todos los intelectuales, a pesar de que no veían nada, pues nada había.
-Muy bien, estoy
a punto de distribuirla internacionalmente -dijo el intelectual-.
-¡Qué preciosa es
la nueva película de Lars von Trier!
¡Qué magnífica obra! ¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía
que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por estúpido.
Ninguna película de Lars von Trier había
tanto éxito como esta.
-¡Pero si no hay
nada! ¡Kirsten Dunst está desnuda! -exclamó de pronto un niño.
Y todo el mundo
se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
-¡No hay nada; es un chiquillo el que dice que no hay nada!
-¡Pero si no hay
nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó
al intelectual, pues sospechaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que
aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los demás continuaron
sosteniendo la inexistente obra de arte.*
* Adaptación libre del cuento original de Hans Christian Andersen
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