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jueves, 22 de septiembre de 2011

Reseña: Alamar

Título: Alamar
País: México
Año: 2011
Director: Pedro Gonzalez-Rubio
Reparto: Jorge Machado, Roberta Palombini, Natan Machado Palombini, Nestor Marín y Garza Silvestre como “Blanquita”
Duración: 73 minutos

Sinopsis: "Antes de su inevitable separación, Jorge, un joven de raíces Mayas y Natan, su hijo de madre italiana, se embarcan en un viaje ancestral hacia el mar abierto".

Desde el juego de palabras del título, uno ya se siente atraído por saber más.

Mi experiencia fue en la claustrofóbica salita 4 de la Cineteca Nacional y con una copia a la que le faltaba un poco más de brillo (¿O fue culpa del proyector?) Claro que no estoy demeritando el trabajo de Pedro Gonzalez-Rubio ni de la Cineteca Nacional, pero al buscar el trailer de la película, comprobé que se escuchaba y veía mejor en mi computadora que en la Cineteca, por lo que es ya imperativo contar con una sala Digital para apreciar totalmente cintas del calibre de ALAMAR.

Italia. Una pareja: Jorge y Roberta. Se conocen, se enamoran y tienen un hijo. Todo es relativamente normal, únicamente un pequeño detalle:

Jorge es mexicano y se gana la vida como pescador. Ella, tiene su vida resuelta en Italia, por lo que ninguno de los dos puede renunciar a lo que hacen, así que la única manera en que padre e hijo convivan es que este último viaje para quedarse un tiempo con Jorge.

La cinta se encuentra maravillosamente filmada en un arrecife de coral en Banco Chinchorro en el estado de Quintana Roo.

Conocemos la vida que lleva Jorge con su compañero Nestor, vemos cómo la relación padre-hijo de Jorge y Natan va evolucionando a la vez que conviven en la naturaleza. Actividades como la preparación de un rico caldo, la pesca en los arrecifes de coral o navegar enriquecen la cinta y de verdad uno siente que está ahí, como que la butaca parece ahora moverse a la par de las olas del mar, da la sensación que nuestros pies se mojan…

Incluso, hay lugar para una Garza Silvestre “Blanquita” que se roba la película. Natan el niño, tiene frases excelentes también, como en una escena en la que el niño desea jugar con el ave y se la pasa llamándola, cuando el cree que Blanquita le responde, sale a su encuentro y suelta la maravillosa línea que solo un niño puede decir: “¡Ay! me confundí, así no habla Blanquita”.


No siento amor por México cuando veo al señor ese que vive en los pinos.

Nunca sentí amor por México ningún lunes haciendo “honores” a una tela de tres colores.

Mucho menos amo a México cuando escucho palabras como: Diputado o partido político.

Yo comencé a amar a México en el momento en que vi esta obra cinematográfica.

Por eso es importante conocer, qué es lo que poseemos, nuestra verdadera riqueza e identidad.

Conocerla para defenderla, defenderla para disfrutarla y disfrutarla para amarla.

Digamos NO a la explotación que los países extranjeros someten a nuestros bosques y mares.

Mineras Canadienses que hacen un daño irreparable a nuestro país con el visto bueno del Gobierno.

Empresas turísticas extranjeras que esclavizan a las comunidades locales dándoles “chamba” de meseros y recamareras como sucede en Cancún.

73 minutos en los nos sentimos libres...

Alamar no solo es una película, es una propuesta.

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