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sábado, 9 de julio de 2011

Reseña: Submarino

Título Original: Submarino
País: Dinamarca
Año: 2010
Director: Thomas Vinterberg
Reparto: Jakob Cedergren, Patricia Schumann, Dar Salim, Finn Bergh, Morten Rose, Peter Plaugborg, Helene Reingaard Neumann
Duración: 105 minutos

Sinopsis: "La infancia de Nick y su hermano menor fue marcada por la pobreza y el abuso de parte de su madre alcohólica; un suceso trágico los separó desde entonces. Ahora, a los 33 años, Nick es liberado de la cárcel y continúa dedicándose a beber, como terapia a un mundo salvaje. Su hermano es un drogadicto y padre soltero, cuyo único aliciente es mantener a su hijo. Ambos continúan viviendo en Copenhague, pero entre ellos no saben de su cercana existencia, hasta que coinciden en prisión".

Basada en la novela del escritor Jonas T. Bengtsson. El submarino; es un método de tortura que consiste en hundir la cabeza de alguien en el agua hasta casi la asfixia…

Una historia de encuentros y desencuentros. Dos hermanos, que se separan después de vivir una infancia enmarcada por la pobreza, una madre alcohólica y un entorno patético.


Un hermano que sale de la cárcel para dedicarse a dos cosas: beber y “ejercitarse”, el otro un padre soltero drogadicto que se dedica a dos cosas: drogarse y tratar de lograr un mejor estilo de vida para su hijo de preescolar.


Hasta ahí llega la descripción del entorno en el que arranca la película. Copenhague sin turistas, el Copenhague real, el Copenhague deprimente. Cada hermano vive su vida en los lamentables barrios de la ciudad.


Separados pero unidos, unidos por “Salir adelante” el mundo les dio la espalda, ellos también, luego entonces el mundo les da una patada en el trasero, se dan la vuelta y le devuelven la patada.


A mí me deprimió, sentí esa asfixia, me llegó la desesperación y la impotencia de no poder hacer nada… Recluido en la butaca, maniatado, sufriendo. Varias veces tuve que decirme que era una película que esos de enfrente eran actores, que al decir corte, todo volvía a ser felicidad. No lo logré, quise levantarme, entrar a la pantalla, salvar el día…


Nada, nada, nada de nada, solo alcanzaba a murmurar un “puta madre” cada vez que las cosas cuando no podían ponerse peor, lo hacían.


Yo, ahí sentado, sala 1 Cineteca Nacional.


Yo, ahí sentado, afuera llueve.


Yo, ahí sentado, hace frío.


Yo, ahí sentado, solo.


Yo, ahí sentado, preguntándome porqué ella no me contesto esa invitación para ir al cine.


Yo, ahí sentado, meditando de la jodida vida de la jodida gente.


Yo, ahí sentado, espectador de una joya cinematográfica que se veía real, se escuchaba real, se sentía real, dolía en realidad.


Joya del cine
Las luces se encienden, la película termina, y ya nada sigue igual. Una parte del corazón estrujado del espectador se queda en la cinta.

“Yo sí que sé elegir películas… puro drama” escribí en el Twitter.


Las luces se encienden, la película termina, y ya nada sigue igual. Salgo de la sala 1 Cineteca Nacional. Afuera llueve, hace frío, solo, no me vean llorar… Las lágrimas del cielo acompañan a las de mi alma.


“Sus caminos se cruzan ocasionalmente, pero solo vuelven a encontrarse en la cárcel, cuando ya es demasiado tarde.”


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