“Desafortunadamente, hablar de rock mexicano es contar una historia que comenzó con años de atraso".
Algo así iniciaba un artículo del Buki para la revista R&R.
Debe decirse que durante los años 50, México era una tierra dominada por los adultos, por lo tanto, lo que predominaba era "su música". Por todos lados, sonaban las cadencias sensuales del chachachá proveniente de Cuba, los redobles de la rumba, los vaivenes del mambo y, por supuesto, el romanceo de los boleros. Ni hablar del mariachi o las canciones rancheras. Así que a muchos jóvenes no les quedaba opción más que adaptarse a estos ritmos si querían tener un poco de esparcimiento y desahogo.
Sin embargo, nuestro país no pudo escapar al influjo del rock. Aunque era difícil conseguir álbumes o sencillos originales de los grandes intérpretes del rock and roll (pues a ninguna compañía le interesaba entonces editar sus discos), no faltaba aquel privilegiado que compartía sus bienes con sus iguales. Así, el rock comenzó a invadir poco a poco algunos hogares mexicanos, aun a riesgo de que los padres de familia profirieran frases como "¡Quita ese ruidero!", la cual ha persistido dese que el rock existe.
Es también sabido que en México, se vivía en un estado de oscurantismo gubernamental y paternalismo nefasto, cuyos representantes (gobierno, familia e iglesia) se daban cuenta de que el rock podía ser un aliciente para sacudirse de encima esas sombras opresoras. Es por eso que durante muchos años no hubo jamás un verdadero rock mexicano, sólo se pudo aspirar a hacer versiones docilizadas y diluidas que muchas veces denotaban la estrechez de miras, el bajo nivel intelectual y una represión sin misericordia. Y es que hacer rock, como la historia lo ha mostrado, no es cosa fácil; es indiscutible que se trata de un producto de países desarrollados, y México no lo era (y parece que aún sigue sin serlo).
A lo más que se podía aspirar para escuchar música sajona eran las orquestas como las de Ray Anthony, Billy Ray y Ray Coniff, lo cual tuvo su versión nacional con las orquestas de Luis Arcaráz, Pablo Beltrán y el recientemente apreciado Juan García Esquivel.
Todo eso pronto pasaría por la vía del cine. Cuando se exhibieron en nuestro país películas como The Wild One y Rebel Without a Cause, los jóvenes méxicanos se quedaron prendados del carisma de Marlon Brando y James Dean. Los pantalones de mezclilla fueron el uniforme de la juventud y una de las primeras manifestaciones contraculturales que expresaban su inconformidad ante los rigores sociales del momento, cuyo vehículo expresivo natural fue el rock and roll (o rocanrol, para usar el mexicanismo del caso). Era urgente que hubiera una válvula de escape emocional para los jóvenes.
En 1955, el rocanrol era considerado como una moda pasajera más, que pronto sería olvidada como tantos otros géneros. La radio de la época transmitía "Rock Around the Clock" del gordinflas Bill Haley. Por supuesto, el Estado y los medios pensaron que debían sacarle todo el jugo a la nueva moda, en la que los gritos, la distrorsión, el alto volumen y el baile frenético eran parte de la estética del género. El problema fue que, en un principio, el rocanrol era creado por adultos. La más joven (29 años) exponente (y que ahora permanece como la pionera ignorada del rock mexicano) fue Gloria Rios, quien interpretó lo que se considera la primera grabacion del rock mexicano: "El Relojito" (versión en español de la canción mencionada de Bill Haley). Sin embargo, su edad y el medio en el que se desenvolvía, fueron una barrera infranqueable para llegarle de lleno a los jóvenes mexicanos. El rock tenía que ser interpretado por los iguales de los adolescentes.
Es en ese punto, 1957, en el que comienzan a surgir los llamados "conjuntos" de rocanrol, encabezados por jóvenes como los Teen Tops, los Hooligans, los Hermanos Carrión, los Rebeldes del Rock, los Crazy Boys, los Loud Jets, los Blue Caps, los Locos del Ritmo, los Black Jeans y muchos más que se encargaron de interpretar o traducir (acto que se conocía como "refritear") Los éxitos más importantes de los artistas norteamericanos.
Durante ese año, Elvis Presley fue invitado por un alto funcionario del gobierno para realizar una presentación en la ciudad de México. Presley, amablemente, declinó la oferta, con lo cual desató la ira del susodicho funcionario, quien orquestó una campaña de desprestigio en su contra en la que clamaba que Presley había insultado a las mujeres mexicanas, declarando que "prefería besar a tres negras que a una mexicana" (en cuyo caso, si fuera cierta la información, habría que ver a qué negras y a cuál mexicana se refería El Rey).
En 1958, a consecuencia de la severa represión adulta, los jóvenes incurren en el desenfreno cuando se estrena en el desaparecido cine Las Américas la película King Creole de Elvis Presley. Se suscitó una gresca entre pandillas en las que hubo varios heridos, y el gobierno aprovechó el escándalo para satanizar y condenar al rocanrol. Pero este hecho simplemente manifestaba que el rock era una válvula de escape y nada más, además de rebelarse contra la rigidez e intolerancia social; aún distaba mucho de convertirse en un estilo de vida, cuando más, simplemente daba cuenta de las formas de vida juvenil.
No fue sino hasta 1959 cuando Los Locos del Ritmo, en una búsqueda por abrir el panorama del rock mexicano hacia nuevas fronteras, escribieron dos canciones originales que harían época en el rocanrol: la balada "Tus Ojos" y el estandarte de todos los jóvenes de aquel tiempo "Yo No Soy Un Rebelde”, cuya letra reflejaba, como ninguna otra, el sentir de la juventud:
“Yo no soy un rebelde sin causa, ni tampoco un desenfrenado.
Yo lo único que quiero es bailar rocanrol y que me dejen vacilar sin ton ni son”.
Sin embargo, nuestro país no pudo escapar al influjo del rock. Aunque era difícil conseguir álbumes o sencillos originales de los grandes intérpretes del rock and roll (pues a ninguna compañía le interesaba entonces editar sus discos), no faltaba aquel privilegiado que compartía sus bienes con sus iguales. Así, el rock comenzó a invadir poco a poco algunos hogares mexicanos, aun a riesgo de que los padres de familia profirieran frases como "¡Quita ese ruidero!", la cual ha persistido dese que el rock existe.
Es también sabido que en México, se vivía en un estado de oscurantismo gubernamental y paternalismo nefasto, cuyos representantes (gobierno, familia e iglesia) se daban cuenta de que el rock podía ser un aliciente para sacudirse de encima esas sombras opresoras. Es por eso que durante muchos años no hubo jamás un verdadero rock mexicano, sólo se pudo aspirar a hacer versiones docilizadas y diluidas que muchas veces denotaban la estrechez de miras, el bajo nivel intelectual y una represión sin misericordia. Y es que hacer rock, como la historia lo ha mostrado, no es cosa fácil; es indiscutible que se trata de un producto de países desarrollados, y México no lo era (y parece que aún sigue sin serlo).
A lo más que se podía aspirar para escuchar música sajona eran las orquestas como las de Ray Anthony, Billy Ray y Ray Coniff, lo cual tuvo su versión nacional con las orquestas de Luis Arcaráz, Pablo Beltrán y el recientemente apreciado Juan García Esquivel.
Todo eso pronto pasaría por la vía del cine. Cuando se exhibieron en nuestro país películas como The Wild One y Rebel Without a Cause, los jóvenes méxicanos se quedaron prendados del carisma de Marlon Brando y James Dean. Los pantalones de mezclilla fueron el uniforme de la juventud y una de las primeras manifestaciones contraculturales que expresaban su inconformidad ante los rigores sociales del momento, cuyo vehículo expresivo natural fue el rock and roll (o rocanrol, para usar el mexicanismo del caso). Era urgente que hubiera una válvula de escape emocional para los jóvenes.
En 1955, el rocanrol era considerado como una moda pasajera más, que pronto sería olvidada como tantos otros géneros. La radio de la época transmitía "Rock Around the Clock" del gordinflas Bill Haley. Por supuesto, el Estado y los medios pensaron que debían sacarle todo el jugo a la nueva moda, en la que los gritos, la distrorsión, el alto volumen y el baile frenético eran parte de la estética del género. El problema fue que, en un principio, el rocanrol era creado por adultos. La más joven (29 años) exponente (y que ahora permanece como la pionera ignorada del rock mexicano) fue Gloria Rios, quien interpretó lo que se considera la primera grabacion del rock mexicano: "El Relojito" (versión en español de la canción mencionada de Bill Haley). Sin embargo, su edad y el medio en el que se desenvolvía, fueron una barrera infranqueable para llegarle de lleno a los jóvenes mexicanos. El rock tenía que ser interpretado por los iguales de los adolescentes.
Es en ese punto, 1957, en el que comienzan a surgir los llamados "conjuntos" de rocanrol, encabezados por jóvenes como los Teen Tops, los Hooligans, los Hermanos Carrión, los Rebeldes del Rock, los Crazy Boys, los Loud Jets, los Blue Caps, los Locos del Ritmo, los Black Jeans y muchos más que se encargaron de interpretar o traducir (acto que se conocía como "refritear") Los éxitos más importantes de los artistas norteamericanos.
Durante ese año, Elvis Presley fue invitado por un alto funcionario del gobierno para realizar una presentación en la ciudad de México. Presley, amablemente, declinó la oferta, con lo cual desató la ira del susodicho funcionario, quien orquestó una campaña de desprestigio en su contra en la que clamaba que Presley había insultado a las mujeres mexicanas, declarando que "prefería besar a tres negras que a una mexicana" (en cuyo caso, si fuera cierta la información, habría que ver a qué negras y a cuál mexicana se refería El Rey).
En 1958, a consecuencia de la severa represión adulta, los jóvenes incurren en el desenfreno cuando se estrena en el desaparecido cine Las Américas la película King Creole de Elvis Presley. Se suscitó una gresca entre pandillas en las que hubo varios heridos, y el gobierno aprovechó el escándalo para satanizar y condenar al rocanrol. Pero este hecho simplemente manifestaba que el rock era una válvula de escape y nada más, además de rebelarse contra la rigidez e intolerancia social; aún distaba mucho de convertirse en un estilo de vida, cuando más, simplemente daba cuenta de las formas de vida juvenil.
No fue sino hasta 1959 cuando Los Locos del Ritmo, en una búsqueda por abrir el panorama del rock mexicano hacia nuevas fronteras, escribieron dos canciones originales que harían época en el rocanrol: la balada "Tus Ojos" y el estandarte de todos los jóvenes de aquel tiempo "Yo No Soy Un Rebelde”, cuya letra reflejaba, como ninguna otra, el sentir de la juventud:
“Yo no soy un rebelde sin causa, ni tampoco un desenfrenado.
Yo lo único que quiero es bailar rocanrol y que me dejen vacilar sin ton ni son”.
Sin embargo, al Estado y, por ende, a la población adulta, le parecía muy mal que lo jóvenes quisieran pasárserla bien (lo cual es perfectamente normal a esa edad), como si ello fuera a llevarles a "la perdición" (lo que sea que eso signifique). El estado veía cómo gradualmente se iba quedando atrás la concepción rural de México y se abría paso a la modernización urbana del país, de la manos de la industrialización, los movimientos de izquierda y el mismo rocanrol. Se comenzaban a tantear nuevas formas de identidad nacional, por ello, se apresuraron a ponerle un freno a esta manifestación que comenzaba a significar un cambio en los estilos de vida de la juventud divis tesoro. Los jóvenes fueron reprimidos brutalmente junto con sus aires de renovación; comunistas y rocanroleros eran sinónimos de “rebeldía sin motivo” porque representaban la agonía de un sistema decadente y anquilosado. Pero el reumático Estado, al que le urgía mediatizar esta manifestación que consideraba subversiba, ni tardo ni perezoso ideó la estrategia cual si fuera una maniobra militar: había que descabezar al enemigo cooptando a sus principales líderes.
Fue así como los conjuntos fueron desapareciendo para dar paso a “los solistas”, que eran los cantantes de los principales conjutos rocanroleros, pero domesticados y amansados para beneplácito de los adultos. Así, Enrique Guzmán (de los Teen Tops), César Costa (de los Black Jeans), Julissa (de los Spitfires), Angélica María, Johnny Laboriel (de los Locos del Ritmo) y Manolo Muñoz pasaron a formar parte de las filas de los "baladistas", olvidándose de la rebeldía rocanrolera y convirtiéndose en meros títeres de productores y "directores artísticos". El rock mexicano entró en un periodo de estancamiento.
En ese momento, parecía que la profecía se había cumplido, que el rock habría de desaparecer de México como una moda más. Sin embargo, comenzando la década de los 60, vendría un segundo aire para el rocanrol, y esta vez, llegaría por el lado norte del país, por la frontera, específicamente de Tijuana, de la mano de un hombre visionario que traería nuevos ritmos y daría aliento renovado al moribundo rocanrol: Javier Bátiz.
Pero esa, es otra historia...
En ese momento, parecía que la profecía se había cumplido, que el rock habría de desaparecer de México como una moda más. Sin embargo, comenzando la década de los 60, vendría un segundo aire para el rocanrol, y esta vez, llegaría por el lado norte del país, por la frontera, específicamente de Tijuana, de la mano de un hombre visionario que traería nuevos ritmos y daría aliento renovado al moribundo rocanrol: Javier Bátiz.
Pero esa, es otra historia...
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