¿Qué sucede cuando lo que más te gusta es coleccionar recuerdos?
Yo lo hago, es raro y es gracioso a la vez, como cuando platicas con un viejo amigo y le dices: “¿Te acuerdas cuando fuimos a… y entonces tú…?” Pero el viejo amigo no recuerda nada, y sólo se te queda viendo y dice: “¿De verdad te acuerdas de eso?”
Y mientras recordaba esas escenas de escepticismo, llegó a mi mente la siguiente cuestión:
¿De verdad olvidamos sin darnos cuenta? ¿Olvidamos a propósito? ¿Qué es el olvido?
Y como siempre a recurrir al tumba burros pues si se dan cuenta, empleamos palabras que ni sabemos su significado; bien pues, el diccionario define al olvido como: “Una acción involuntaria que consiste en dejar de recordar, o de guardar en la memoria, información adquirida. A menudo el olvido se produce por el "aprendizaje interferente", que es el aprendizaje que sustituye a un recuerdo no consolidado en la memoria, y lo "desaparece" de la conciencia". Uno recuerda que ha olvidado algo, es decir que sabe que tenía un conocimiento que ya no está allí, por lo tanto los recuerdos olvidados no desaparecen, sino que son sepultados en el inconsciente.
“Fuera del olvido normal (por aprendizaje interferente), existen otros tres tipos de olvido, que se pueden clasificar en otros 3 grandes grupos (serían cuatro con el olvido normal): olvido traumático, psicológico y fisiológico”
Si los recuerdos olvidados no desaparecen, sino que como se afirma, son sepultados en el inconsciente… yo vivo en el inconsciente; según leí o vi en televisión, es peligroso vivir en el pasado, es malo vivir en los recuerdos, puesto que estos ya fueron y que lo que hay que hacer es vivir en el aquí y ahora… esto me parece totalmente correcto pero en mi caso no lo aplicaría. Yo vivo de mis recuerdos, me gusta vivir en el eterno sueño del “What if...” Es decir, el ¿Qué habría sido si…? o el ¿Y si hubiera…? De verdad, sucede que el “Si hubiera” me trae un mundo fantástico de posibilidades, el si hubiera despierta mi imaginación, el si hubiera me da un empujoncito de ilusiones a lo que nunca fue.
Por ejemplo, recuerdo a mi amiga Linette de la escuela, el escenario está puesto; es un día normal de abril, el sol resplandece pero no quema, hay una corriente de aire que recorre el patio del colegio, yo me encuentro de pie en las escaleras, en ese instante ella se acerca a mi lado;
- Hola Miguel, ¿Qué haces? - Pregunta ella
- Nada - Respondo
Ella viste el uniforme de la escuela de un horrible diseño rojo con blanco que parece el mantel de un picnic, calcetas rojas y zapatos negros. Su rostro marcado por unas pecas en sus pómulos y su largo cabello color negro… Linette huele bien y se ve espectacular, el viento juega con su figura. Platicábamos de tonterías de niños… y ahí es dónde hace su aparición el si hubiera. Si en ese momento que yo recuerdo a la perfección la hubiera besado ¿Qué habría pasado?
Mucho tiempo después que nos volviéramos a encontrar ¿Recordaría lo que sucedió? Estoy seguro que sí, pero no sucedió, en cambio lo que si sucedió es que platicamos y después sonó el timbre inquisidor que anunciaba el fin del receso. Si le platicara lo que recuerdo ella diría también: “¿A poco te acuerdas de eso?” Sí yo lo recuerdo todo y me gusta imaginar que hubiera pasado si ese día común de abril te hubiera besado mientras el viento jugaba con tu cabello…
¿Verdad que el si hubiera brinda una posibilidad infinita de situaciones y recuerdos?
No, yo no quiero olvidar…
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